Hubo que esperar la confirmación para largar la emoción. Por 48 horas la especulación dio paso a la desesperación, al desasosiego, a la ilusión y al optimismo: un enrevesado crónico de sentimientos. Los jóvenes querían vacunarse.
La latente posibilidad de una tercera ola decontagios con la variante delta, cuya velocidad de transmisión duplica a las
otras ya identificadas y eleva la probabilidad de desarrollar cuadros graves de
la enfermedad, obligó al Ejecutivo a acelerar la estrategia de inmunización y
motivó a los grupos etarios a aplicarse las dos dosis necesarias de la vacuna
anticovid.
Los que pudieron volaron al extranjero, a
Estados Unidos, para aprovechar una suerte turismo de vacunas. De acuerdo a una
base de datos del Ministerio de Salud (Minsa), a la que tuvo acceso este medio mediante
una solicitud de acceso a la información, hasta fines de agosto de 2021 se contabilizaron
más 32.000 personas inoculadas en el exterior. Lima (28.156), Callao (1.024) y La Libertad (918) lideraban esta lista.
Los que no tuvieron esa posibilidad esperaban
ávidos el biológico. A ellos una noticia les dio una dosis de esperanza.
El ministro de Salud, Hernando Cevallos, anunció,
el jueves 9 de septiembre, que el día siguiente iniciaría la vacunación de las
personas mayores de 27 años. La información atiborró los diferentes medios de
comunicación del Perú y la expectativa en redes sociales, donde principalmente
se concentra este público objetivo, creció a límites insospechados.
No tardó en diseminarse en chats, comentarios,
publicaciones, grupos de WhatsApp: todo servía. Sin embargo, el paroxismo parecía
diluirse, porque, a diferencia de Lima, la realidad en regiones como La Libertad
no parecía permitir ello.
En esta jurisdicción norteña, la estrategia
contemplaba aún a los mayores de 30 años y la brecha hasta el final de aquel
jueves era del 80%. Tampoco había dosis suficientes para reducir el grupo
etario, según lo dispuesto por el Minsa.
“Es como todas las disposiciones de nivel
central, pero si no tenemos la vacuna, ¿cómo vamos a bajar (la edad)? Una vez
que nos llegue el insumo y la autorización no hay ningún problema", indicó
Glide Lozano, coordinadora de Inmunizaciones de la Gerencia Regional de Salud
(Geresa).
El mensaje era diáfano y la interpretación
inequívoca.
Hasta la tarde del viernes 10 de septiembre el panorama era el mismo. Aunque surgió una posibilidad de que se destinarán las dosis necesarias para el fin de semana.
La gerente de Salud de La Libertad, Kerstyn
Morote, refirió que a las 7 p. m., al cierre de la jornada, evaluaría la
concurrencia de los mayores de 30 para plantearse disminuir la edad. Y así fue.
A las 11 p. m., a través de la página de Facebook de la Geresa, se oficializó la vacunación de las personas mayores de 27 años por 36 horas ininterrumpidas desde las 9 a. m. del sábado 11, en Trujillo y
otros 10 distritos que conforman la provincia.
Como era lógico las primeras horas del día eran
aprovechadas y se formaban nutridas colas, aunque fluidas, de jóvenes en los
seis vacunatorios dispuestos. Algunos acudieron solos, otros lo hicieron acompañados
de sus amigos de promoción de colegio, de la universidad o del barrio.
Lucía, de 27 años, fue desde las 6.30 a. m. a
la IE Gustavo Ríes. Antes de salir de su casa llamó a su mejor amiga para
preguntarle si le llevaba un banco portátil para que ambas esperaran cómodamente
en la fila. Al final no fue tan necesario, porque en pocos minutos lograron
recibir la primera dosis de la vacuna de Pfizer.
Hacía mucho tiempo ellas ansiaban la protección
contra el virus, porque tienen familiares con factores de riesgo ante un
eventual contagio. Pero también por una necesidad personal, ya que ninguna
desde la detección del paciente cero en el país, en marzo de 2020, contrajo la
enfermedad viral.
A 3.700 metros de ese lugar, en la GUE José
Faustino Sánchez Carrión, se encontraba otro centro. Adela, de 29 años, llegó
desde Moche a formarse minutos después de las 2.45 p. m. En su lugar de origen
solo habían habilitado el coliseo Luz Marina Neyra y la concurrencia era
masiva, por lo que decidió movilizarse hasta la ciudad de Trujillo.
Su motivación era grande. En abril de 2020, a
pocos días del inicio del estado de emergencia, ella y otros seis familiares
con quienes comparte vivienda se infectaron. Pocas semanas atrás, describió con
seria tristeza, que un tío falleció tras haber estado en la UCI de una clínica
particular por negarse a ser internado con prontitud.
Los veinteañeros se hicieron presentes en los
exteriores de los vacunatorios. No es un dato menor que en la mayoría de estos
la música de género urbano reinaba. Las publicaciones, comentarios e historias se
agolpaban en las redes sociales y el ritmo de actualización era constante.
Fueron conscientes de la oportunidad que se les
presentó, en reemplazo de quienes no alcanzaron a hacerlo. En memoria de los
que ya no están.
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